declaracion de intenciones

Nos veremos pronto, en algún momento de este fatídico curso vital.
Nos veremos, y la gente a nuestro alrededor verá dos conocidos charlando alegremente. Quizá nos estemos contando cómo nos van las cosas, que tal el trabajo, los estudios.
Nadie sospechará que allí, a pleno día, en el exterior caluroso de tu lugar de trabajo, bajo la mirada de los más curiosos, te contaré cómo disfruto a escondidas cada noche evocando tu recuerdo, o cómo se humedece mi ropa interior cada vez que me miras directo a los ojos.

Te contaré cómo hundo una y mil veces el placer en mi interior pensando en ti, cómo todo mi cuerpo reacciona por completo nada más verte.
Te iré relatando cada uno de los orgasmos que me han provocado nuestros momentos de inocente intimidad. Los gemidos que no he podido contener al imaginarte susurrando a mis espaldas.
Cada una de las veces que he tenido que contener mi lujuria palpitando a escasos centímetros de ti.

Hmm… sí, y te contaré también cómo desabrocharía el primer botón de tu camisa para poder besar suavemente tu cuello, cómo se erizaría tu piel al sentir mis mordiscos juguetones.
Te contaré cómo te desharé de tu atuendo de científico que ya se ha convertido en un fetiche para mí, y que tentaré a tus labios con los míos, anhelantes, mientras te desprendo de tu corbata. Besaré cada centímetro de tu piel que quede al descubierto, y me adueñaré de tu boca al tiempo que mis manos viajen hasta tu virilidad erecta.
Cómo conduciré las tuyas a las profundidades de mi falda, y hallarán un manantial de deseo fluyendo entre mis piernas. Con un suspiro de placer recibiré tus caricias expertas. Lameré de tus dedos mi lascivia



Te contaré cómo desabrocharé la cremallera y bajaré a saborear todo tu deseo. Mi lengua te acariciará, caliente y húmeda, sin prisas, y disfrutaré de hundirte en mi garganta. Te contaré cómo te miraré a los ojos cuando la punta de mi lengua roce levemente tu glande.

Te contaré cómo suplicaré que me desnudes despacio para lamer mis pezones erectos mientras acaricias mis pechos. Y cómo suplicaré también que te hundas en mi cuerpo hasta el fondo de mi ser.
Te contaré cómo te provocaré, de cara a la pared, para que me penetres con pasión mientras muerdo tu corbata para no gritar.
Te contaré cómo disfrutaré una y otra vez de ti, desnuda en tu despacho.

Depende de ti que se quede tan solo en palabras…